Braulio Llamero

Bienvenido a la república independiente de mi página

NO ESCRIBO MÁS POR LA CARA

escritor cansadoTu imagina que eres un albañil. Y que cada dos por tres viene un amigo, conocido, miembro prominente de la comunidad, te da una palmada en la espalda, pone su mejor sonrisa y te dice.
– Oye, ¿te importaría hacerme una tapia? Total, a ti no cuesta nada, la haces en un momento y a mi, oye, me vendrá que no veas.
– Encantado, es mi trabajo. Mira, te voy a decir la tarifa…
– No, hombre, no fastidies. Te hablo como amigo. Para que me lo hagas gratis, por una buena causa
Donde digo albañil, podéis poner fontanero, médico, abogado… Lo que queráis. ¿Os imagináis que cada dos por tres os pidan que hagáis aquello con lo que os ganáis la vida… pero gratis, por el morro y siempre, faltaría más, por una buena causa? Pues es lo que nos pasa, casi cada día, a los que hemos elegido la profesión de escritor. Todo el mundo nos pide un articulito «de nada», una colaboración «sin importancia», un prólogo amistoso, una conferencia altruista, un pregón de fiestas, un cuento para un libro benéfico…
-Total, a ti qué te cuesta -suelen decir.
Y ciertamente poco cuesta hacer una cosa de esas, una sola. El problema es cuando eres un poco conocido y es una cada día o casi. Porque acabas reventado de tanto hacer «tapias y más tapias» gratuitas. Acabas también con un inevitable complejo de idiota, habida cuenta de que tu también tienes tus facturas por pagar y ningún acreedor, oye, se aviene a trabajar porque sí, para hacerte un favor y por que a él, total, no le cuesta nada hacer lo que hace todos los días.
Así que he decidido plantarme, porque estoy fatigado de tanto y tanto encargo como me surge, con una sola condición común: que escriba gratis y porque a mi no me cuesta nada. Pues me cuesta. Me ha costado mucho llegar a escribir medianamente bien. Me cuesta sobrevivir, como a todos los que no roban, en esta jungla laboral que padecemos. Y me he cansado de que me pidan gratis aquello de lo que por fuerza he de vivir.
NO PIENSO VOLVER A ESCRIBIR UN FOLIO GRATIS.
Escribir es mi oficio, mi profesión, aquello de lo que hemos de comer los míos y yo. Me halaga que alguien quiera contar con mi escritura, pero que no me insulte pidiéndome que escriba porque sí, por su cara bonita o porque su tema es altruista a más no poder.
Ahora mismo, tengo sobre la mesa dos artículos pendientes para dos queridos amigos. Naturalmente, no veré un céntimo por ninguno de ellos. Pero he quedado en escribirlos y lo haré. Serán los últimos.
A partir de ahí, si alguien quiere un escrito mío, se lo haré gustosísimo y de la mejor forma que sea capaz, pero que me lo paguen, como pagan al albañil, al fontanero, al abogado, al médico y a cualquiera a quien se le pide que haga aquello que mejor sabe hacer.
Sé que no lo harán, que quienes piden colaboraciones no están dispuestos a pagarlas -o no tienen con qué: aunque para la imprenta, como no queda otra, siempre tienen-. Bueno, pues al menos dedicaré al ocio, a lo que me gusta, todo el tiempo que ahora me toca dedicar a escribir de cosas que no me interesan «ni tanto así».
Cierro la tienda, pues, y lo comunico desde aquí «urbi et orbe»: NO ESCRIBO MÁS POR LA CARA.
Me entiendan o no.
Estoy fatigado. Y necesito centrar mis habilidades en lo que me dé de comer. Así de simple.

8 comentarios el “NO ESCRIBO MÁS POR LA CARA

  1. Me gusta mucho cómo escribes, Braulio Llamero, tan campechano, tan sencillo y tan auténtico. Yo te he conocido hace diez años más o menos, por tus artículos del final del periódico de nuestra ciudad «La Opinión de Zamora» (que era por dónde comenzaba a leer el periódico, cada día que lo leía) y me encanta tu pluma sagaz, ingeniosa y nada complicada, todo lo contrario, y no por eso de menos calidad que aquella de los que presumen de vocablos extravagantes y «snobs» que el común de los mortales no los ha visto jamás, plasmados en ningún papel. El artículito de no escribo más por la cara, toda la razón y además «lo que se paga, la mayoría de las veces, se valora más». Un saludo de una admiradora.

    Un saludo, Alicia Pérez.

  2. Rafael
    21/02/2013

    ¡Pero hombre! ¿Qué más te da?
    Se están poniendo las cosas que es que hay que pagar por todo.
    Bueno, en serio, que tienes toda la razón.
    Conozoco paralelismos.
    Abrazo.

    • B. Ll.
      21/02/2013

      Bueno, para ti siempre habrá un precio especial -¿líquido?-, querido cuñaooooo! :-))

  3. Margari
    14/02/2013

    Y muy bien dicho, porque llevas toda la razón del mundo. Es que parece que no se considera un trabajo, pero lo es. Y parece que no se valora el esfuerzo, pero lo hay.
    Besotes!!!

    • Margari
      14/02/2013

      Sí, la de antes era yo también, que no sé por qué he salido como anónima…

  4. Anónimo
    14/02/2013

    Y muy bien dicho, porque llevas toda la razón del mundo. Es que parece que no se considera un trabajo, pero lo es. Y parece que no se valora el esfuerzo, pero lo hay.
    Besotes!!!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Información

Esta entrada fue publicada el 13/02/2013 por en Literatura.
Follow Braulio Llamero on WordPress.com

Categorías

Entradas y Páginas Populares

Entradas recientes: Los Minicuentos

La grúa

Esto era un hombre subido a una grúa gigante. Veía a la gente, en las calles, como si fueran hormigas. —Qué grande soy -se decía. Un día perdió su trabajo y se quedó en la calle. Cuando pasaba por la zona, miraba la enorme grúa que ahora manejaba otra persona. —Ni se ve al que […]

  • 53.404 visitas
A %d blogueros les gusta esto: