«… A los escritores de verdad, de vocación, se nos están poniendo las cosas demasiado cuesta arriba. Nunca fue fácil ser escritor y es un chorrada de indocumentados eso de que quienes no regalamos los libros ansiamos ser multimillonarios (eso me ha soltado alguno estos días). En España se suele decir, con bastante fundamento, que Cela, el del Nobel, fue el primero que logró vivir de su pluma. ¡El primero! Y estoy por añadir que casi el último. Todos los demás, incluso los famosos, que salen en la tele y a quienes consideramos consagrados, suelen vivir de otra cosa: profesores, funcionarios, columnas periodísticas, colaboraciones, conferencias, etc. Tan solo de los libros, en este país ha vivido y vive muchísima gente: editores, empleados de editoriales, libreros, distribuidores, empleados de imprenta, vendedores de papel, bibliotecarios… Pero no escritores. Ken Follet solo hay uno, ni siquiera es de aquí y su tipo de libros tampoco es lo que quienes amamos la Literatura soñamos precisamente con escribir.
Pues bien, en una panorama que ya era así de desalentador para la parte más débil, que es la creativa, solo faltaba que llegara la puntilla actual; un nuevo paradigma cultural que aboca a los libros a su gratuidad.
En ello estamos entrando con la irrupción de Internet y no veo fácil salida. Mi lado optimista dice: solo sucede que es tiempo de cambio y de zozobra, porque muere un viejo sistema de edición mientras el nuevo no acaba de nacer. Mi lado pesimista recuerda el lapso histórico concreto en que se creó la casi totalidad de la música clásica, de la que hoy seguimos disfrutando: dejó de haber grandes compositores cuando desapareció el ecosistema que permitía vivir haciendo sinfonías, sonatas y demás. El ecosistema que hacía social y sicológicamente rentable escribir Literatura, con mayúsculas, se está haciendo añicos ante nuestros ojos.
Lo constato como periodista. Como escritor, a estas alturas, me da un poco igual. Mi obra está casi hecha y además yo sigo publicando -y vendiendo- en papel. Pero los que empiezan ahora ahora, si de verdad están dotados de vocación y talento, lo tienen fatal para no desanimarse a la primera de cambio o ver ahogada su obra entre la infinita morralla en forma de libros que provoca la autoedición…».
(Fragmento de uno de mis post en una de las discusiones que mantengo, desde que piratearon la novela que publiqué en Amazon. Se puede seguir la discusión al completo en ESTE FORO)